Camino a un ineficiente Transantiago previsional
TOMÁS FLORES Economista Libertad y Desarrollo
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TOMÁS FLORES
Se ha presentado un debate sobre la comparación en cuanto a eficiencia entre las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) con las del Administrador de Fondos de Cesantía (AFC). Las actuales autoridades presentaron datos que justificarían separar la actual industria de AFP y depositar la administración de cuentas en un ente centralizado, ya que, según sus datos, un operador único “estilo AFC” sería más barato en términos de comisiones.
Más allá del debate sobre los números, acá lo relevante es saber si la comparación entre el AFC y las AFP está bien realizada, ya que la naturaleza de ambas entidades se ajusta a criterios financieros y normativos muy distintos. Es cierto que ambos toman fondos y los invierten, a la vez que administran las cuentas de los trabajadores y atienden a público a lo largo de Chile. Pero, los volúmenes, ¿son comparables? ¿Y la complejidad de operaciones?
“Es válido introducir medidas para mejorar la competencia en el sistema AFP, pero crear un ente previsional monopólico trae riesgos”.
En un año, por ejemplo, la AFC gestiona 4,3 millones de pagos, mientras que las AFP gestionan 40,5 millones, es decir, 10 veces más. Otra diferencia: afortunadamente, las personas que necesitan los servicios de ventanilla del AFC son sólo aquellos que terminan en la triste situación del desempleo que, aunque va en aumento, son los menos al lado de los millones de jubilados que hay en Chile. Por lo demás, cualquier comparación minimiza las tareas que las AFP hacen todos los meses: los cálculos de la PGU (que luego paga el IPS); los gastos de las comisiones médicas; el pago de seguros de invalidez y sobrevivencia, de herencias, de retenciones de pensiones de alimentos, y un largo etcétera.
Dado lo anterior, es de toda lógica que la comisión de las AFP sea mayor al del AFC. A esto se suma el propio modelo de negocio de ambos: el AFC ganó su licitación (ojo, en la que ha sido el único postulante) justamente por su bajo precio; en las AFP el precio no está fijado y la comisión es una variable competitiva en su mercado, que ha evolucionado a la baja.
Por otro lado, ¿será igual de buena la atención a público en las oficinas de un ente centralizado (ver Registro Civil) que tendrá menos sucursales que las de las AFP actuales? La transición de AFP a un ente único ¿cómo será? ¿Cuánto tardará? ¿Se podría perder información? ¿Se ha analizado el riesgo de ciberataques a un ente monopólico que se encargará de administrar y pagar pensiones a todos los chilenos? ¿Valdrá la pena este Transantiago previsional, donde cualquier falla se le atribuirá al Gobierno de turno, teniendo otras alternativas para mejorar la competencia? ¿Por qué no herramientas como fijar una rentabilidad máxima a las AFP o una rentabilidad acorde a una AFP modelada, promedio o ejemplar?
Cualquier propuesta de cambios sustantivos de este nivel generalmente va acompañada de estudios serios y datos precisos, los que aún no se han visto en materia de separación de industria por parte del Gobierno. Por ahora, todo parece indicar que los riesgos son mayores a los beneficios y que el costo fiscal del nuevo modelo sería mayor al anunciado. Es válido introducir medidas para mejorar la competencia en las AFP y que ello reduzca sus comisiones, pero crear un ente monopólico en la administración trae consigo riesgos que los parlamentarios deben sopesar.